“Una vez cumplido este cometido, se puede brindar a las personas que lo padecen un tratamiento médico eficaz, con el fin de evitar un deterioro cognitivo producido por las distintas alteraciones emocionales que enfrentan a diario”.
“la población mexicana con trastorno bipolar continúa siendo víctima de marginación debido a la falta de información, a los sistemas de atención y diagnóstico poco eficaces, a las políticas de apoyo casi inexistentes y a los todavía muy arraigados prejuicios sociales”.
Sólo la mitad de los tres millones de mexicanos con trastorno bipolar recibe tratamiento médico, de modo que la otra mitad enfrentan problemas de convivencia social, rechazo e, incluso, ignoran que son víctimas de dicha enfermedad.
“Esta manía se vuelve en la mayoría de las ocasiones una enfermedad discapacitante, a tal grado que se le atribuye la pérdida de aproximadamente 14.3 años de vida productiva en quien la padece, así como un factor negativo que repercute totalmente en el ambiente social, sentimental, laboral, económico, familiar y personal”, añadió.
Entre los inconvenientes más recurrentes derivados de la falta de atención del trastorno bipolar, están la pérdida del trabajo por los desajustes emocionales, los problemas legales en que se han visto inmiscuidos, los daños causados a terceras personas y, en algunos casos, los atentados en contra de su propia vida.
Conforme a estudios del Laboratorio de Genómica de Enfermedades Psiquiátricas y Neurodegenerativas, una persona con trastorno bipolar tiene 90 por ciento de posibilidades de heredar la enfermedad a sus hijos.