Los juegos mecánicos y el gran baile del grupo Carro Show, fueron parte del programa preparado para este día.
Al centro y a lo lejos se escucha la música del chile frito que se confunden con la música autóctona de las danzas.
Los tambores de la danza de Los Santiaguitos y el rechinido de los machetes de cinta que son friccionados al momento del combate para expulsar a los musulmanes de España, como es el argumento de la danza en que se unen al tambor y la flauta de carrizo de Los Tecuanes de Ixcateopan.
Al fondo en el templo, donde se localiza la diminuta imagen del Santo Niño de Atocha, el violín se dispara al ritmo de la danza de Los Gachupines.
En una sala, largas filas de personas de varias partes del país se esfuerzan en poder llegar hasta la imagen y rendirle culto.
La diminuta escultura ha quedada cubierta en su vestimenta por los billetes que fueron colocados en su indumentaria como parte del agradecimiento; o bien se cuelgan milagritos, cartas, fotografías de algún familiar y los infantes le llevan juguetes a cambio de una estampa con su imagen.
Un pequeño nicho ocupa el centro de atención de varios lugares, y la música suena. La algarabía dura todo el día y más, cuando se trata de estar disfrutando de las calles blancas del pueblo.